martes, marzo 08, 2005

A la carga de nuevo...

Muy abandonado tenía esto yo y tengo que disculparme ante lectores (¡hala!, ¡si hasta tengo público!) conocidos y desconocidos, habituales y casuales, pacientes y ansiosos. Ya era hora de volver aunque, como siempre que me acerco a una hoja en blanco, me es más difícil de lo que parece el poner por escrito lo que me cruza por la mente. Curioso. Me he dado cuenta de qué era lo que me faltaba para poder ponerme “a tono” y hacer que mis dedos hormigueasen por el teclado. Me faltaba un sonido de fondo (además del repiquetear de la lluvia tras los cristales). Me faltaba música.
Desde que empecé con un boli a garabatear monigotes acompañados de frases que intentaban parecer relatos de cierta coherencia, en pequeños trozos de papel (cuadernillos fabricados artesanalmente –otra de mis aficiones eso de las manualidades- con papeletas electorales “incautadas” de los montones que dejaban en clase, allá cuando empezaron a hacerse habituales las consultas democráticas), siempre he tenido, en la mente o en los oídos, algún tipo de ritmo musical o composición que me ha acompañado y conducido en el desparrame de letras y símbolos en el medio celuloso o electrónico.
Las últimas semanas he tenido un trajín que no me ha dejado concentrarme adecuadamente. Entre unas cosas y otras, solo usaba este medio para medio enterarme de cosas y poco más, y mi natural tendencia a tener siempre conectada “la antena” a mi alrededor, me impedía relajarme, aunque fuese por unos minutos, en el fluido musical.
Esta mañana me he levantado con una melodía en la cabeza y he sentido esa sensación de ansiedad que no se ha calmado hasta que me he puesto los auriculares y he dado al “play” en la melodía seleccionada. Mi cerebro se ha sumergido como en un baño caliente y aromatizado, relajante y estimulante a la vez, acallando la cacofonía mental habitual y haciendo aflorar un hilo de pensamiento coherente sin obstáculos ni interferencias. La cacofonía no desaparece (no quiero que desaparezca), pero ahora está en el lugar que le corresponde.
Curioso que esta música en concreto sea la banda sonora de Serial Experimental Lain. Y luego seguimos con la de Witch Hunter Robin y a continuación con GITS: Stand Alone Complex.
Algo querrá decir todo esto.

lunes, febrero 21, 2005

Las Almas de la Fiesta

Si, así. En plural. Porque fueron más de una “el alma de la fiesta”. Unas con sus formas dicharacheras como la tamagochi y la mujer gata. Otras con su alegría y simpatía altamente contagiosas como la vikinga. Algunas con su dispersión como la ratona “y tú más” tres-ojos. Incluso la seriedad habitual de la diosa oscura, quebrada más de lo que parecía posible hacia la sonrisa (¡incluso la carcajada!), llenaron la velada del divertimento y despiporre que acompaña al encuentro de seres tan diversos... No nos olvidemos de Chirla, ese entrañable pasatiempo que propicia más embotamiento de lo que debiera (y lo aliviados que respiramos cuando terminamos la ronda final je, je). Lástima que algunos simples mortales sufriéramos el síndrome “¿todavía quedan canapés? Hala, hasta sandwiches... ñam, ñam” haciendo crecer nuestro peso específico más allá de la masa crítica y propiciando un repliegue estratégico hacia posiciones de retaguardia.Sin estas “almas de la fiesta” la cosa habría sido aburridísima, sosa y sinsorga. Así que, evidentemente: gracias.

sábado, febrero 19, 2005

Críticas y ¿respeto?

La línea que separa la sinceridad de la falta de respeto es muy fina, y si bien es verdad que hay personas que se ofenden con rapidez, aunque no debieran, ante una crítica constructiva, también lo es que hay mucha más gente que confunde gustos personales con análisis objetivo, sobre todo cuando no se molestan en observar los diferentes elementos que componen el objeto de análisis y prefieren dejarse llevar por prejuicios y opiniones de terceros.
Así tenemos que hay poca gente que sepa hacer una critica en condiciones, no hablemos ya de una crítica constructiva.
¿Constructiva?, ¿pero criticar no era poner a parir algo? dirá demasiada gente adherida a la definición “marujil” del asunto. Pues no, almas cándidas. La crítica es la enumeración de los defectos, errores u omisiones en algo, sin descalificar ese algo o a su autor. Y constructiva es la enumeración de los defectos, errores u omisiones en algo con el fin de subsanarlos y mejorar lo criticado. Por supuesto siempre desde el respeto que merece tanto lo realizado como el realizador. Lo otro, lo de ventana en patio de vecinos o chismorreo de corrillo preadolescente, es confundir el todo por la parte, churras con merinas, y quilla con cofa. Osea, no tener ni repajolera idea de lo que se habla, pero hablar, que si te callas eres un “pringao”.
Y es que es muy bonito verlo todo desde la barrera, sin riesgos, silbando o vitoreando según sople el viento, el día que haga o el pie con el que nos hallamos levantado. Y cuando el aludido, hasta los mismísimos de aguantar ñoñeces y tonterías, se da la vuelta y te mira fijamente con ojos de haber estado a la tarea más de lo que el deber exige, y esboza esa media sonrisa afilada y de dientes apretados conteniendo un juramento, mientras con toda la cortesía del mundo te ofrece los bártulos: venga, “maestro” (o “mister”, que para el caso lo mismo da). Baja aquí y termina la faena. Tanto que sabes. Enseguida nos ofendemos, nos deshacemos en incoherentes y farfullantes excusas aludiendo a no sé qué de que no me coartes la libertad de expresión, yo solo decía lo que a mí “me parecía” o el tan demagógico “sigue, sigue, que tú eres el experto”.Y es que demasiada gente debería aplicarse eso de la boca cerrada y las moscas (o cosas más asquerosas, que salir bien que salen), aunque para algunos debería hacerse un decreto Ley por el que se les obligase a ver de un tirón Barrio Sésamo, y luego hacerles una prueba de selectividad para ser personas.

miércoles, febrero 16, 2005

Inspiración

Bonita palabra. Se supone que es esa cosa que te permite derramarte por sobre el papel, lienzo o cualesquiera otro elemento conductor de tu habilidad creativa. Algunos la buscan, otros esperan a que aparezca, y unos pocos se sienten imbuidos por ella a todas horas. Conseguirla (¿por generación espontánea? ¿por esporas? ¿ciencia infusa? ¿crece en los árboles?) no es una tarea sencilla.
Música, colores, perfumes, momentos del día, lugares, pseudo rituales invocatorios (después/antes de comer, tras haber ordenado los bolis, tras una ducha...), cada cual tiene su modo de hacer que la musa le guíe.
En mi caso es la “climatología adversa”.
Lluvia. Cuanta más mejor. Y si viene acompañada de truenos y relámpagos ya ni te cuento. El viento, racheado o no, y el granizo son añadidos que modelan en una u otra dirección mi interés creativo. Cuanto más nublado esté el día, de mejor humor estoy y mi mente se vuelve más activa.
Supongo que algún fisiólogo me podrá dar alguna explicación (que no me importaría conocer, soy tremendamente curioso), pero la verdad es que estos días en que estamos con temporales de viento, frío, lluvia y nieve, me siento tremendamente activo.
Cuando llegue el “buen tiempo” mi rendimiento será inversamente proporcional a los grados de temperatura que superen los diez sobre cero, así que será cuestión de aprovechar al máximo esta bonanza climática para reactivar proyectos y, ¿por qué no?, dar una alegría a alguien que pueda ver en mis obras algo que le ayude.

martes, febrero 15, 2005

Primerizo

Este es mi primer intento, veremos como evoluciona la cosa.
Esta especie de "diario público" siempre me ha llamado la atención, pero también me ha repelido bastante. Y es que uno es muy celoso con sus pensamientos, sueños y anhelos.
Lo que me lleva a esto es una especie de sentimiento de culpa, un "vaya jeta que soy, mis amigos exponiendo pensamientos y haciendo partícipes a otros de cosas importantes y yo aquí, escondido tras el teclado como un vulgar voyeur, sin peligro ni riesgo". Lo mismo pensáis que es una idiotez (¿tengo que acostumbrarme a la idea de que estoy hablando en público o debo abrir lo ojos ante la cruel realidad de que nadie va a interesarse por los desvaríos que aquí coloque?).
La verdad es que tengo la prosa muy oxidada (y las reglas de ortografía y la gramática ya ni pensar en ello) y ya solo escribo muy de vez en cuando y para hacer puntualizaciones en foros, con textos muy concretos, chatear (¿reglas de ortografía? ¿que es eso?) y "emailearme".
Pero esto me parece como más formal, como cuando te mandaban en el colegio (o instituto para los raros como yo) hacer una redacción-relato y tu ponías los siete sentidos en ella porque sabías que, al final, todos la iban a escuchar o leer y, como no, siempre la escucharía o leería aulguien especial (o que tu creías que era especial) o suponía la oportunidad para demostrar a esas "gentecillas" que el no ir de comparsa con ellos no es porque fueses tonto o melindroso, sino porque consideras otras cosas las más importantes (¿que no te gusta el fútbol?¿tu de que planeta eres?)
Como digo, este es mi primer intento, veremos como evoluciona la cosa.