lunes, marzo 06, 2006

Toc toc toc...
¿Oigaaaa... ? ¿hay alguien por ahí...?
Ñiiieeeeeeeeeek (bisagras oxidadas claro)...
Puaj, cuanto polvo y telarañas...
Plas, plas, plas... cof cof... hala majas, a jugar a pala (a las arañas)...

Un año.
Pues si, hace un año (menos dos días) de la última entrada en este espacio. Me sorprendería que alguien siga pasándose por estos lares. Quizá haya algún alma caritativa y tal, pero seguro que tiene mejores cosas que hacer que aburrirse viendo la no-actividad de este lugar.
La periodicidad que pueda tener en este reestreno no es previsible. Osea que parafraseando a un colega “tendrá periodicidad aleatoria”. Y es que esta vez buscaré temas que me interesen de verdad para traducirlo a letras públicas.

Últimamente he visto, oído y leído cosas que se me antojan curiosas (como que no pasan cosas en un año ni nada, je).
En días oscuros (de ánimo) me da la impresión viendo las noticias de que nos encaminamos hacia un holocausto. Y no sé de quien llegará antes, si de la incompetencia (habitual) de los dirigentes yankees y su previsible bombardeo estratégico sobre instalaciones tecnológicas de la republica islámica de Irán, o de la incompetencia (habitual) de las autoridades político-sanitarias a la hora de contener el previsible salto de especies del mortífero H5N1. Quizá esto último sea lo más peligroso (por repercusión a todos los niveles y estratos sociales, que como no vivas en una burbuja ya me dirás tú como lo evitas), ya que los efectos de un bombardeo “quirúrgico” en Irán podrían “contenerse” en el escenario estratégico del Golfo Pérsico (claro que a los habitantes de la zona maldita sea la gracia que les hará) y a nosotros se nos traducirá en la habitual escalada de precios de los derivados del crudo, llamamientos a la crisis, etc, etc.
En otros días me parece que las conquistas humanas en todos los campos científicos, a pesar de los habituales oscurantistas que estarían encantados con la resurrección de refinadas artes (potro y auto de fe de por medio) y sus acólitos cantamañanas ejerciendo hipocresía desde teclados de última generación (no nos engañemos, a estas alturas póngaseme al lado de los evolucionistas y en contra de los creacionistas... a todos los niveles), nos depara buenas cosas... siempre y cuando no quede en manos de unos pocos (entiéndase como pocos no una clara y evidente elite dirigente, sino un área específica que se llama “zona económicamente viable” o más conocido como “países desarrollados”), y es que uno todavía puede llegar a creer en futuribles mas mejores.

En otro orden, así, como más cerca, país, comunidad, ciudad, tampoco andamos mancos con cosas varias (en política no me meto que bastante dolor de cabeza nos dan todos a todas horas), aunque lo que más gracia me hace (es un decir) es esa manía de algunos, o de muchos, de echar la culpa de todo al gobierno (sea el que sea). Ya sabes, como el chiste de Mafalda aquel en el que ¿Carlitos? no sabía discernir aún de responsabilidades y del calor que padecía se preguntaba si era culpa del gobierno... Pues eso, que si nieva, nieva. Que si llueve, llueve. Y no nos olvidemos del viento, que si sopla de un lado no nos valla a traer actitudes y cosas perniciosas, como si los pensamientos fuesen esporas... Uno se pregunta dónde anda metida la gente para hacer esas reclamaciones gilipuertas y esas afirmaciones insostenibles.
Aunque en cuestiones de paraguas y bufandas uno se queda un poco mosca cuando indaga sobre el programa HAARP y en los diarios gratuitos lee en portada y doble página sobre empresas que modifican la climatología a gusto del cliente (y el mejor cliente un gobierno, y no el departamento de agricultura precisamente...).

Aunque lo más cercano es, como siempre, las personas que conoces. Y a pesar de que crees que las conoces, aún siguen sorprendiéndote. Todos tenemos nuestras tendencias y hábitos y no hay muchas personas que sean capaces de tolerar según que cosas. Todos nos equivocamos, por supuesto. En algunas ocasiones ni nos damos cuenta y las personas que nos lo hacen notar a veces no se expresan con la suficiente claridad, de ahí malentendidos que pueden convertirse en torvos asuntos, o surgen terceras personas expertas en sepelios y cirios ajenos dignas de aparecer en un “reallity-show” de esos.
Pero la que me sigue sorprendiendo es esa gente que asume que los demás tienen que ser expertos videntes, o como poco perfectos telépatas, capaces de interpretar todos y cada uno, no de sus gestos o palabras no, sino cada uno de sus pensamientos e intenciones. Luego están las que, por razones que se me escapan, tratan de que todos se comporten y asuman unas actitudes concretas que desde su punto de vista son “lo correcto”, despellejándolas en círculos privados (o públicos, según la ocasión) si no se amoldan a lo que dictan (creo que estas actitudes en política tienen un nombre... y en psiquiatría también)... ¿Tan difícil es el arte de vivir y dejar vivir que hay que estar mirando a ver que hacen otros para poder justificar tendencias, actitudes o pensamientos? ¿No tenemos cada uno suficiente con lo que nos toca? Si además son gente de la que no se tiene la menor intención de tratar ni siquiera superficialmente, no digo ya aprender (aunque hasta de lo malo...), creo que, humilde opinión, es mejor dedicarse a cosas que se crean más fructíferas. Aunque me temo que algunos creen como fructífero la ruina de otros. Al telediario me remito.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿De vuelta? Me pasaré por aquí de vez en cuando.

El Mago:*

Lobster dijo...

Pues bienvenido seas, aunque no te creas que habrá ninguna maravilla literaria (ni siquiera curiosidad), más que nada serán unos cuantos desvaríos y tal y cual.
^_^

Anónimo dijo...

Ya sabes que allí donde haya alguien dispuesto a escribir estaré yo dispuesto a leer ;p.

El Mago:*